Nací en 1971, en La Zubia, donde he vivido siempre, salvo por un paréntesis de tres años que pasé en Madrid por motivos laborales.

Me diplomé en Trabajo Social por la Universidad de Granada en 1993. Mi vida laboral ha estado siempre relacionada con la educación social con jóvenes y adolescentes y con la Animación Sociocultural (amén de trabajar en otras muchas cosas cuando ha sido necesario: construcción, industria, administración…). Desde 2010 soy técnico cultural del municipio de Albolote.

Estoy casado y tengo dos hijas que me facilitan levantarme cada mañana.

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Recuerdo haber escrito mi primer poema a los 7 años para el periódico del colegio y recuerdo a Doña Carmen (mi maestra) obsequiándome con cinco duros para convencerme de que lo leyese en público durante las fiestas del pueblo. Sólo pudo verme mi abuelo, que se encontraba de casualidad allí en ese momento, y se le cayeron dos lagrimones antes de ir corriendo a contárselo a mi madre.

Fui un niño normal al que le gustaba pasar el tiempo en la calle dando patadas a un balón, pero al que también le gustaba que para su cumpleaños le cayese algún libro y al que cuando enfermaba su madre le compraba unos cómics.

Pero el gran punto de inflexión me vino a los 12 años, cuando durante tres años disfruté de una maestra de lengua y literatura algo especial. Se llamaba (se llama) Paqui Sánchez y participaba de aquellos movimientos de regeneración pedagógica que pretendía enseñar de una manera diferente, en su caso siguiendo la Metodología Freinet. El caso es que mi vocación literaria se disparó durante ese tiempo y mi pasión por escribir y leer poesía se instaló en mí para no abandonarme nunca, al igual que mi admiración por los poetas del 27.

Durante la adolescencia y juventud la poesía fue mi forma natural de expresión, de dar rienda suelta a mis hormonas, de hacer visible el enamoramiento continuo al que nos sometemos a esas edades.

Fue también la época de estudio y conocimiento de mis grandes referentes literarios, en especial de Federico García Lorca y Gabriel García Márquez, cuyas obras y estudios sobre sus vidas buscaba y leía casi vorazmente.

Más tarde, la realidad brusca y difícil de la vida adulta estableció un largo parón en mi proceso de creación literaria y me pasé casi veinte años buscándome el sustento, como todos, de trabajo en trabajo, en la ardua tarea de crear y mantener una familia. Cuando después de este tiempo conseguí cierta estabilidad laboral y emocional, la literatura volvió a llamarme a voces y, no sé muy bien por qué, esta vez desde la prosa. Comencé con algunos relatos, hasta que el cuerpo me pidió algo más y me lancé a la aventura de una novela, convencido de que no lo conseguiría. Me equivoqué, quiero decir que sí lo conseguí, y no tuvo que estar muy mal, pues una editorial, NovelNobel, decidió apostar por ella y publicarla. Así, La Vida Imperfecta, vio la luz en 2015. Fue un buen año, pues también algunos poemas y relatos fueron seleccionados para formar parte de varias antologías.

Y así empezó todo...